AMOR Y ODIO

Las personas lesivas son a veces nuestros mejores maestros. Nos permiten aprender y crecer, siempre y cuando no nos quedemos atados internamente por sentimientos negativos. El rencor que pueden suscitar es su mejor aliado, porque ata literalmente más fuerte que la más sólida cadena. Hay que liberarse, y una forma muy eficaz es perdonar. Perdonar es la mejor manera de recobrar la libertad. Recuerda: quien aparece como “enemigo” en nuestra vida, actúa como un espejo, como una lente de aumento que nos muestra el lado oscuro de nuestra propia naturaleza, todo lo que no debemos desarrollar. Nada se desperdicia en este universo de energía en constante movimiento, nada es inútil, nada sobra ni está de más. Ni siquiera nuestros personales “tiranos”

La agresión sólo es posible desde el lado del miedo, lo negativo surge del miedo, detrás del odio sólo hay miedo. La voz del ego es el miedo. Y la voz de la sabiduría interior es el amor. Cada acto de amor consciente que realicemos está contribuyendo a nuestra propia salvación y a la de los demás. El amor es una fuerza expansiva que se irradia y atraviesa los espacios. Es un color desconocido a los ojos humanos. Una textura sutil que mantiene el universo unido. Una red luminosa que cohesiona la existencia. Y que se refuerza con cada acto de nuestra voluntad. Y sirve a todos, no sólo a uno mismo.