Había leído sobre la reencarnación, era consolador esperar una nueva vida cuando la actual concluyera; lo que nadie le había dicho era que para eso no era imprescindible morirse. Y si no, que se lo preguntaran a él. Los acontecimientos se sucedían con la misma rapidez que los paisajes por una ventana del talgo, casi no tenía conciencia de todo lo que le estaba sucediendo; incluso las personas que con él habían convivido en su vida anterior se comportaban de forma imprevisible, surrealista.
El señor Manich, el director de la sucursal en donde tenía depositada su fortuna, se había convertido en su ángel custodio: le aconsejaba sobre la forma en que debía vestir, contestar a las innumerables entrevistas que le pidieron desde todos los medios de información, le acompañó incluso a escoger unos cuantos trajes y le indicó algunos buenos restaurantes. Finalmente, no cejó hasta hacerle contrata un guardaespaldas experto. “No puede usted andar por ahí con eses fortunón y saliendo en todos los periódicos y televisiones, y sin ninguna protección contra secuestros o casas peores” El hombre parecía haberle adoptado como responsabilidad suya, así que decidió adoptarle él a su vez. Le propuso emplearle a su exclusivo servicio y doblarle el sueldo. El señor Manich, al oír la proposición, tuvo que sentarse, después se levantó como empujado por un resorte y le abrazó con lagrimas en los ojos.
Todo no fue tan satisfactorio como ofrecer un buen empleo; ante sus sorprendidos ojos vio por televisión las declaraciones que sobre él hacían don Manuel y sus ex compañeros de trabajo. Eran de un cinismo absoluto, deshaciéndose todos en alabanzas y sobre todo, evitando cuidadosamente que hubiera sido despedido de aquella empresa.
También pudo comprobar como, ante las cámaras y micrófonos, su mujer y su hijo se transformaban. Marita, abrazada a él y sonriendo satisfecha, inventaba una vida matrimonial propia de anuncio de electrodomésticos, mientras su hijo le pasaba un brazo por la espalda. La única magia de este mundo cotizaba en bolsa.
¿Y Maribel? La dichosa vecinita no tan sólo le saludó sino que tuvo la desfachatez de subir a su piso a felicitarle y a obsequiarle con un par de mohines y varios parpadeos pícaros, preguntando como quien no quiere la cosa, si esperaban algún reportero de los que continuamente desfilaban por allí, probablemente para conseguir su minuto de gloria apareciendo en la tele.
Se sucedieron peticiones de entrevistas con instituciones que deseaban sus donativos, le propusieron negocios fabulosos, le visitaron artistas e inventores a la caza de mecenas y un largo etcétera de aspirantes a parásito, contra los cuales luchó su flamante empleado cual dragón protector.
Sentado en su butacón preferido, que ahora ya nadie le disputaba, y acariciando a Perla, el único ser vivo que no había variado su conducta hacia él, fue dándole vueltas a todo aquello. Por fin tenía un poco de sosiego tras el boom de su acierto millonario. Estuvo mucho tiempo pensado, analizando, desmenuzando sus sentimientos, tanto, que cuando salió de su trance ya había anochecido. Se levantó y se desperezó con la satisfacción del que ha tomado una decisión acertada.
El señor Manich, el director de la sucursal en donde tenía depositada su fortuna, se había convertido en su ángel custodio: le aconsejaba sobre la forma en que debía vestir, contestar a las innumerables entrevistas que le pidieron desde todos los medios de información, le acompañó incluso a escoger unos cuantos trajes y le indicó algunos buenos restaurantes. Finalmente, no cejó hasta hacerle contrata un guardaespaldas experto. “No puede usted andar por ahí con eses fortunón y saliendo en todos los periódicos y televisiones, y sin ninguna protección contra secuestros o casas peores” El hombre parecía haberle adoptado como responsabilidad suya, así que decidió adoptarle él a su vez. Le propuso emplearle a su exclusivo servicio y doblarle el sueldo. El señor Manich, al oír la proposición, tuvo que sentarse, después se levantó como empujado por un resorte y le abrazó con lagrimas en los ojos.
Todo no fue tan satisfactorio como ofrecer un buen empleo; ante sus sorprendidos ojos vio por televisión las declaraciones que sobre él hacían don Manuel y sus ex compañeros de trabajo. Eran de un cinismo absoluto, deshaciéndose todos en alabanzas y sobre todo, evitando cuidadosamente que hubiera sido despedido de aquella empresa.
También pudo comprobar como, ante las cámaras y micrófonos, su mujer y su hijo se transformaban. Marita, abrazada a él y sonriendo satisfecha, inventaba una vida matrimonial propia de anuncio de electrodomésticos, mientras su hijo le pasaba un brazo por la espalda. La única magia de este mundo cotizaba en bolsa.
¿Y Maribel? La dichosa vecinita no tan sólo le saludó sino que tuvo la desfachatez de subir a su piso a felicitarle y a obsequiarle con un par de mohines y varios parpadeos pícaros, preguntando como quien no quiere la cosa, si esperaban algún reportero de los que continuamente desfilaban por allí, probablemente para conseguir su minuto de gloria apareciendo en la tele.
Se sucedieron peticiones de entrevistas con instituciones que deseaban sus donativos, le propusieron negocios fabulosos, le visitaron artistas e inventores a la caza de mecenas y un largo etcétera de aspirantes a parásito, contra los cuales luchó su flamante empleado cual dragón protector.
Sentado en su butacón preferido, que ahora ya nadie le disputaba, y acariciando a Perla, el único ser vivo que no había variado su conducta hacia él, fue dándole vueltas a todo aquello. Por fin tenía un poco de sosiego tras el boom de su acierto millonario. Estuvo mucho tiempo pensado, analizando, desmenuzando sus sentimientos, tanto, que cuando salió de su trance ya había anochecido. Se levantó y se desperezó con la satisfacción del que ha tomado una decisión acertada.
Me ha gustado tu blog, es un compendio de muchas cosas. ¿Todos los textos son tuyos?
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Raul. Son mios si no pongo el autor. Si te refieres al cuento por entregas, me sirve para entretenerme mientras me recupero de una operación de pie y lo estoy disfrutando mucho.
ResponderEliminarEncantada de conocerte !
Eres un poco malona. jajaja. Que se te acabará ocurriendo en esa cabecita...
ResponderEliminarTu pie mejorando supongo. Estarás teniendo ya ganas de sdalir corriendo:)
Un beso
Veo que tu cuento viene de atrás. Hoy he leído esta entrega. Regresaré para ver la trama desde el comienzo.
ResponderEliminarUn beso